#Barcelona #18A #Rambles
18 de Agosto de 2017
Han pasado pocas horas desde que la barbarie y el terror han invadido el corazón de mi queridísima Barcelona, la ciudad donde nací, ciudad vecina de mi gran L'Hospitalet, donde vivo.
Hace dos días, cómo miles de veces he hecho, pisé esa misma zona, esas mismas calles.
No puedo evitar las lágrimas. Adoro cada milímetro de Las Ramblas, ese lugar que nunca duerme, que nunca deja de sorprenderme y enseñarme cosa nuevas.
Disfruto paseando por allí, aún cuando tropiezo con turistas despistados con cierto tono rosado que comen paellas de mentira cual divino manjar. Muchos de ellos hoy se han visto en medio de un macabro escenario, indigno de su Gran Teatre del Liceu, o cualquiera de sus otros teatros. Entre ellos uno con una sala dedicada a nuestro añorado Galaico-Catalán Pepe Rubia es, me pregunto que diría él ante semejante pesadilla.
Pues bien, esta es mi particular Oda triste a Barcelona.
A Barcelona, a sus Ramblas, escenario de películas, de hechos históricos, de celebraciones deportivas y tradicionales, de historias anónimas; escenario de la vida de personajes reales y literarios, escenario de besos robados, de diadas de Sant Jordi con rosas, libros y espinas ; eterno escenario y rio de vida.
No, no nos robaréis nuestro rio teatral y florido, nuestro rio que cómo todos desemboca en el mar. No, que va, ni hablar, no lo haréis. Los Barceloneses y Barcelonesas, los que lo somos y seremos de corazón, los turistas que se llevan un trocito en el suyo .... Ninguno de nosotros lo permitiremos. No.
Volveremos a llenar nuestro rio de vida para escenificar a diario nuestra mejor función. Para que nunca baje el telón. Para seguir con el perpetuo éxito de nuestra magistral obra. Nuestra Opera Prima, la interpretada por grandes voces de la lírica, por los actores más aplaudidos, por l@s floristas, por comerciantes y vendedores, en fin, por cada corazón que Las pisa.
Nuestras Ramblas y nuestra Barcelona llorarán el terror de esta herida, nuestros pies las curarán al volver a mojarlos en su infinito rio de vida. Y nuestro mar acogerá las lágrimas cómo siempre ha hecho, es la vida.
Amo Las Ramblas. Te adoro mi Barcelona querida.
Tuya,
Cristina
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